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La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) lanza una alarma: los alimentos se pierden y desperdician en cada etapa de la cadena alimentaria. Desde la producción hasta el consumo, el despilfarro es un problema creciente, y la magnitud de este es impactante.
Los hábitos domésticos desencadenan un derroche anual de casi 570 millones de toneladas de alimentos en todo el mundo. A nivel individual, cada persona desecha un promedio de 74 kg de alimentos al año. A medida que la población mundial crece, también lo hace la demanda de alimentos, lo que ha llevado a un aumento del 300% en la producción agrícola global en las últimas décadas.
La FAO pone de manifiesto que, aunque se han lanzado campañas de concientización, el desperdicio de alimentos persiste. Para combatir esta tendencia, la educación y la conciencia son fundamentales. La agencia ofrece una guía práctica para los consumidores, proporcionando consejos desde la compra hasta el consumo para evitar el desperdicio de alimentos.
La lucha contra el desperdicio de alimentos requiere un enfoque integral, desde políticas informadas hasta prácticas sólidas en la industria alimentaria y estrategias de mercadotecnia. Pero, en última instancia, el cambio radica en las acciones individuales: pequeños cambios en nuestros hábitos diarios pueden marcar una diferencia significativa en la reducción del desperdicio de alimentos y la construcción de un futuro sustentable para todos.
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